Ayer miércoles Mauricio le colocó Botox al Rey. Por supuesto renegó en el viaje de ida y vuelta, pero se portó como un campeón.
Hasta la tarde, que empezó con convulsiones.
Por suerte existe Jorge, su pediatra, Elisa la neuróloga y la gente de la clínica y entre todos lograron que Franchu estuviera en casa a la noche.
Ahora esta durmiendo como un angelito. Fue sólo un susto.
Francisco es mi hijo. Tiene una enfermedad llamada Síndrome de West. En éste blog pretendo reflejar sus emociones y las mías. Espero que sirva de ayuda a otros padres que tienen los mismos miedos que yo.
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