
Todavía no juega con Francisco porque tenemos miedo de que lo muerda jugando, ya que es muy cachorra, pero Emilia la hace correr todo el día, o al revés.
La reina está muy contenta y habla todo el día de ella.
Para nosotros, los papás, nos queda un largo camino tratando de que Ariel aprenda, de a poco, a no romper nada, sin volvernos demasiado locos.